Hay personas que costantemente buscan la aprobación de otros para tener un punto de referencia o de seguridad. Como esa amiga que va de compras acompañada y contínuamente pregunta: ¿Cuál de las dos prendas te gusta más? Y al final el armario de la persona que va a comprar se parece menos a los gustos reales de ella que a los de la acompañante.Por otro lado, definir los defectos y las virtudes de los demás es una tarea que a muchas personas les parece menos compleja que definirlos para ellas mismas. Así, cuando les preguntan ¿Cómo es ella o él? Empiezan a hablar con fluidez y seguridad, poniendo ejemplos reales que acompañan a cada adjetivo que proyectan. En cambio, cuando les pides a estas personas que se definan ellas mismas sufren un paradójico y extraño mutismo.